La Biblia Reina Valera

Mateo 9

Mateo

Indice

Capítulo 10

1


 

  ENTONCES llamando á sus doce discípulos, les dió potestad contra los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda dolencia.  

 

 

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2


 

  Y los nombres de los doce apóstoles son estos: el primero, Simón, que es dicho Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;  

 

 

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3


 

  Felipe, y Bartolomé; Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre Tadeo;  

 

 

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4


 

  Simón el Cananita y Judas Iscariote, que también le entregó.  

 

 

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5


 

  á estos doce envió Jesús, á los cuales dió mandamiento, diciendo: Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis;  

 

 

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6


 

  Mas id antes á las ovejas perdidas de la casa de Israel.  

 

 

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7


 

  Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.  

 

 

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8


 

  Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia.  

 

 

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9


 

  No aprestéis oro, ni plata, ni cobre en vuestras bolsas;  

 

 

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10


 

  Ni alforja para el camino, ni dos ropas de vestir, ni zapatos, ni bordón; porque el obrero digno es de su alimento.  

 

 

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11


 

  Mas en cualquier ciudad, ó aldea donde entrareis, investigad quién sea en ella digno, y reposad allí hasta que salgáis.  

 

 

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12


 

  Y entrando en la casa, saludadla.  

 

 

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13


 

  Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá á vosotros.  

 

 

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14


 

  Y cualquiera que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa ó ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.  

 

 

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15


 

  De cierto os digo, que el castigo será más tolerable á la tierra de los de Sodoma y de los de Gomorra en el día del juicio, que á aquella ciudad.  

 

 

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16


 

  He aquí, yo os envío como á ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.  

 

 

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17


 

  Y guardaos de los hombres: porque os entregarán en concilios, y en sus sinagogas os azotarán;  

 

 

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18


 

  Y aun á príncipes y á reyes seréis llevados por causa de mí, por testimonio á ellos y á los Gentiles.  

 

 

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19


 

  Mas cuando os entregaren, no os apuréis por cómo ó qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado qué habéis de hablar.  

 

 

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20


 

  Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.  

 

 

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21


 

  Y el hermano entregará al hermano á la muerte, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.  

 

 

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22


 

  Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre; mas el que soportare hasta el fin, éste será salvo.  

 

 

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23


 

  Mas cuando os persiguieren en esta ciudad, huid á la otra: porque de cierto os digo, que no acabaréis de andar todas las ciudades de Israel, que no venga el Hijo del hombre.  

 

 

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24


 

  El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.  

 

 

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25


 

  Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de la familia llamaron Beelzebub, ¿cuánto más á los de su casa?  

 

 

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26


 

  Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.  

 

 

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27


 

  Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído predicadlo desde los terrados.  

 

 

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28


 

  Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.  

 

 

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29


 

  ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae á tierra sin vuestro Padre.  

 

 

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30


 

  Pues aun vuestros cabellos están todos contados.  

 

 

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31


 

  Así que, no temáis: más valéis vosotros que muchos pajarillos.  

 

 

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32


 

  Cualquiera pues que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos.  

 

 

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33


 

  Y cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos.  

 

 

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34


 

  No penséis que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para meter paz, sino espada.  

 

 

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35


 

  Porque he venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra.  

 

 

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36


 

  Y los enemigos del hombre serán los de su casa.  

 

 

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37


 

  El que ama padre ó madre más que á mí, no es digno de mí; y el que ama hijo ó hija más que á mí, no es digno de mí.  

 

 

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38


 

  Y el que no toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí.  

 

 

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39


 

  El que hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.  

 

 

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40


 

  El que os recibe á vosotros, á mí recibe; y el que á mí recibe, recibe al que me envió.  

 

 

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41


 

  El que recibe profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibirá; y el que recibe justo en nombre de justo, merced de justo recibirá.  

 

 

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42


 

  Y cualquiera que diere á uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa.  

 

 

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Mateo 11

 

 

 

 

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